porque ya no da

Friday, October 28, 2005

volviendo de misiones

son las tres de la tarde y estoy en un pueblo de 3000 habitantes en el sur de misiones.
mi mochila está esperándome en la boletería del micro en que vuelvo dentro de dos horas.
anoche estuve haciendo de estudiante de naturales cantando temas de sui generis, con guitarra y fogón.
mis zapatillas, mis pantalones y mis manos están envueltas en tierra colorada, o rojo profundo, como le llaman al suelo rico en hierro bien arcilloso que abunda por acá.
la semana se pasó entre cultivos de té, yerba y tabaco, fábrica de cítricos, un frigorífico enorme con faena de cerdos y olor repulsivo, noches de cielo con muchas estrellas, venus y marte also were there.
24 alumnos y 3 profesores. mi cámara de fotos llena de cactus, orugas, larvas, mariposas, patitos amarillos, pitangas, mis pies en un arroyito, yo siempre tan desarreglada en todas, pero igual la cara de feliz cumpleaños.
nos movimos de un lado al otro en una ford del año nosecuanto, tipo ganado nos llevaban, pero con la cara al viento, y la voz en off de los profesores hablando de ecosistemas, sucesiones, disturbios antrópicos y naturales, invasión de gramíneas, no me he quejado en absoluto.
obvio que no fui de las más mugrientas, ni de las más ruidosas, pero si de las más preguntonas, y de las más nerds. saqué un par de hipótesis de las que me puse orgullosa, y dije varias estupideces pero no me importa nada.
las noches las pasé hablando por teléfono con el nenito, tratando de retratar dónde es que estaba, y cómo un lugar así me hace feliz. el problema fue que todo el tiempo me hubiese encantado que esté ahí.
cuando encontramos las cascaditas en medio de la selva, y nos tiramos todos al agua, yo quería tirarme con el nenito, jugar guerra de agua, y que se caiga y se resbale con el fondo de rocas con verdín. y nos reiríamos como siempre hacemos.
prometo fotos cuando llegue a casa.