hace mucho que no escribía por aquí.
cada vez menos.
cada vez más abundante mi paper journal.
el que nadie, pero nadie lee.
ese paper journal que se renueva todos los años, desde mi 16.
sólo una vez alguien leyó cosas. y creo que no fue la mejor decisión. y encima no entendió nada el pobre.
así me dí cuenta que por más que le explique, estábamos en lugares diferentes, y que no tenía mucho sentido todo.
y así fue como decidí que estos libritos irían conmigo al horno en que quiero que me cremen. y que no le servirá a nadie leerlos. nada de "legado para mis hijas mujeres". no no.
estos paper journal tienen todos mis tropiezos.
todas esas veces en que me sumergía en profundos dejavús, y salía divertida.
sería demasiado avergonzante que alguien sepa lo poco que pude aprender de mi errores.
por lo tanto, me los llevo conmigo. a ver si de tanto leerlos aprendo.
si releer cosas de hace tres años atrás me podría hacer sentir un poco más inteligente. o un poco menos frágil. o un poco menos tonta. o un poco más simplona.
y la manía de escribir con microfibra negra, o azul. de que la letra se vea clara. que nada puede interpretarse erróneamente.
escribo cuando quiero. no siempre. no en el mismo horario. he escrito a las ocho de la mañana, durmiéndome. tratando de plasmar el estado en que estaba, porque cuando me dormía podía llegar a perderlo. una forma de alcanzar a la señora ciclotimia que me arrastra de la mano.
y cada año es un gran ciclo de angustias, peleas conmigo misma, ifeelsomature, mesientoenunanube, loodiomalditobastardo, y cosas por el estilo.
espero nunca hallar un patrón anual. sería lo peor.
espero poder leerlos veinte años mas tarde y no entender cómo llegué a hacer esas cosas. pero poder sentir empatía por la niña que escribía.
supongo que esa es la misión final.
que no se pierda la intensidad de cada cosa, tal como a mi me dibujan el alma.