leyendo el post de lola del día hoy, me acordé de todas las veces en que me sentí de esa manera...restándole a la hija.
y que triste darse cuenta que te equivocaste. que al fin y al cabo nunca va a ser como vos pensabas, ni va a tirarse de ningún puente por alcanzarte.
y ahí lo ves, desde tus refugiantes e inventadas alturas, jugando con sus amigos, con su mamá.
la mayoría de la veces que me sentí así, solía quedarme, en silencio, con ojos de "a ver si me ayudás telepáticamente" y decís algo interesante. nuncá funcionó. a todo respondía con "te pasa algo?" o ...¿te agarraron tus momentitos?"...ahhhhh!!!! no! no podés justificar toda tu inmadurez con un "momentito" mío.
cada vez que decía esa palabra yo lo odiaba más. lo sentía más idiota.
con el tiempo, aprendí a irme, a veces por unas horas, caminando hasta mi casa, sin nada entendible por él para decir, y otras veces me ausentaba por fines de semana.
"me voy a la casa de mariana en capital"...fue, me instalaba en su casa, apagaba el celular, y listo, aislado el problema mi vida se veía como más manejada. y era mentira. porque él seguía ahí.
el problema es que nunca pude irme porque quise. en uno de esos tantos fines de semana en que yo estaba lejos, él se fue pero de verdad, por la puerta de atrás, obvio. corriendo en puntas de pie.
