"se me clavó una astillita y salió humito de colores de la herida.
la soplé y caminé tres pasitos...pum, me caí al suelo y quedé de cara a las nubes y un jacarandá.
me fui agarrando a unas malas hierbas verde oscuro que me fueron abriendo la piel brillante de orgullo, burlándome de su insipidez, de su paso indeseable por este suelo.
me levanté con un torbellino de dolor en mis pensamientos, toqué con suavidad la herida, pero del dolor lagrimée sal, sin darme cuenta.
miré el pasto y ahí fue que vi que estaba cubierto de pilitas de sal, sólidas ya,
esperando q las pises de rabia, por no haber notado antes q siempre estuve ahí, cayéndome y levantándome, con cada atardecer, buscando astillitas y fingiendo que se me clavan solas, para no culparte de cada cicatriz que me tajeaba esa piel tan blanca y tan orgullosa."
